Colombia está en una encrucijada. Varios caminos se le cruzan. En uno de ellos las ex-FARC mafia quedan relegadas al basurero de la historia en un corto período de tiempo. Sin embargo, hay otros escenarios menos halagüeños.
A continuación se presentan tres posibles caminos para Colombia y los guerrilleros disidentes:
1. El mejor escenario: Las ex-FARC mafia desaparecen gradualmente
1.1 – El proceso de paz: Si bien el proceso de paz ha sufrido traspiés, la gran mayoría de los exguerrilleros parecen comprometidos con la paz y no tienen ningún deseo de volver a una vida de violencia y delincuencia. El gobierno puede tranquilizar a los que aún permanecen en el proceso, intensificando la financiación y la implementación en los 170 municipios establecidos en los Planes de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET), así como el fortalecimiento de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP). En estas condiciones, las deserciones del proceso de paz serán mínimas y el gobierno podrá consolidar gradualmente la presencia estatal en áreas anteriormente bajo influencia de las FARC.
*Esta investigación de InSight Crime sobre las ex-FARC mafia se realizó a lo largo de cuatro años con trabajo de campo en 140 municipios amenazados en todo Colombia. Lea la serie completa aquí.
1.2 – Actores criminales: Las ex-FARC mafia no logran unirse y, de hecho, terminan enfrentándose entre sí por el control de las economías ilegales, como el narcotráfico, la extracción de oro o la extorsión. Esto ya está sucediendo en algunas partes del país, por ejemplo, en Nariño, donde el Frente Oliver Sinisterra ha estado luchando contra la Guerrillas Unidas del Pacífico por el control del comercio de cocaína. En este escenario, los exguerrilleros no dan muestras de ningún compromiso ideológico y simplemente se convierten en pequeños actores en un panorama criminal cada vez más fragmentado.
1.3 – Economías criminales: El gobierno, a través de su programa de erradicación y política de seguridad, logra estrangular económicamente a las ex-FARC mafia, atacando sus fuentes de financiación de manera sistemática. En la actualidad, la erradicación de los cultivos de drogas es central en la política del gobierno y se han fijado metas ambiciosas de 80.000 hectáreas de coca para 2019. Según datos de la Oficina de la Política Nacional para el Control de Drogas (Office of National Drug Control Policy, ONDCP), de la Casa Blanca, los cultivos de coca, tras un explosivo crecimiento durante años, se nivelaron en 2018. El gobierno está ahora listo para comenzar a reducir significativamente las plantaciones de drogas.
En este escenario, el gobierno ejercería un fuerte impacto en la minería ilegal —otra gran fuente de ingresos para las ex-FARC—, utilizando herramientas como la Fuerza de Despliegue contra las Amenazas Transnacionales, FUDAT). Gracias a las investigaciones de la Unidad de Información y Análisis Financiero (UIAF) y al uso efectivo de la ley de incautación de activos por parte de la Sociedad de Activos Especiales (SAE), los ingresos y activos de las ex-FARC mafia serán sistemáticamente atacadas y debilitadas.
1.4 – Política de seguridad: mediante una estrategia integrada y cohesionada, como se establece en la doctrina de seguridad del gobierno, la Política de Defensa y Seguridad, el estado atacaría a las ex-FARC mafia, reduciendo gradualmente su alcance territorial, matando o capturando a sus líderes y aislándolos de la población civil. Las ex-FARC mafia serían desmanteladas gradualmente. Ya ha habido algunas victorias importantes, como la muerte de Walter Patricio Arizala, alias “Guacho”, en diciembre de 2018, y la de Edgar Mesías Salgado Aragón, alias “Rodrigo Cadete”, en febrero de este año. En este escenario, el gobierno también podría introducir todos los elementos del Estado en las zonas remotas donde los disidentes operan actualmente, proporcionando servicios básicos y protegiendo los derechos de los habitantes.
1.5 – Entorno político: el partido político Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC) comienza a ganar tracción, no solo en las zonas rurales que antes estaban bajo influencia de las FARC, sino además entre los votantes urbanos. Las amenazas contra la actividad política de la FARC se minimizan, y los excombatientes ven que hay verdaderas oportunidades democráticas para ellos, y que existe una competencia justa y abierta para los cargos políticos a nivel municipal, departamental y nacional.
1.6 – Venezuela: el presidente Nicolás Maduro es destituido, hay elecciones y Colombia cuenta una vez más con un gobierno democrático en Caracas, como un socio confiable y dispuesto a colaborar. Este nuevo gobierno lucha contra los integrantes de las ex-FARC mafia en suelo venezolano y coopera con Colombia para ofrecer seguridad en la frontera entre las dos naciones.
1.7 – Panorama internacional: Vecinos como Panamá, Brasil, Perú y Ecuador cooperan en la lucha contra la presencia de elementos de las ex-FARC mafia que operan en su territorio. Se fortalece la cooperación regional en la lucha contra el crimen organizado transnacional. Estados Unidos intensifica la ayuda dirigida a Colombia, destinada a fortalecer el Estado de derecho, el respeto de los derechos humanos y la lucha contra la corrupción y el crimen organizado transnacional. La comunidad internacional se alinea contra las ex-FARC mafia.
1.8 – Conclusión: Esta sería la continuación de las mejoras graduales que Colombia ha experimentado desde mediados de la década de los noventa, cuando existía el temor de que las FARC pudieran tomar el poder y el país se convirtiera en un narcoestado. Siempre habrá obstáculos en el camino, pero a largo plazo ha habido mejoras graduales en términos de reducción de los homicidios, respeto de los derechos humanos, desarrollo económico y mayor presencia estatal en todo el país. En este escenario, el gobierno de Duque puede estar en una mejor posición de la que ha tenido hasta la fecha, y por lo tanto implementar muchas de las políticas establecidas en el Plan de Seguridad y Defensa anunciado por el presidente en febrero de 2019. Si bien las ex-FARC mafia no serían erradicadas durante la administración Duque, se debilitarían gradualmente y perderían relevancia con el tiempo.